Salías, tenías prisa, yo me estaba ocupando de las niñas, y te marchabas preguntándome en voz baja si iría al laboratorio. Te contesté que no lo sabía y te pedí que no me presionaras. Y justo entonces te fuiste; la última frase que te dirigí no fue una frase de amor y de ternura. Luego, ya solo te vi muerto.
En este fragmento de su diario, Marie Curie recuerda el último instante con Pierre, su marido. Murió horas después al resbalar en un día de lluvia y ser atropellado por un coche de caballos. Estos consiguieron esquivarlo, las ruedas machacaron su cabeza.
Hasta aquí el patetismo. Porque el último libro de Rosa Montero no habla sino de sosiego, aceptación y reinvención tras la muerte de un ser querido. Y, al mismo tiempo, interpreta y reflexiona sobre la muy interesante vida de Marie Curie basándose en su diario (incluido al final).
Ambas perdieron a sus parejas, pero lo afrontaron de maneras muy distintas. Marie se trastornó. Rosa escribió (por encargo, eso sí, y dejando el protagonismo a la brillante científica) La ridícula idea de no volver a verte.
Dicen que la pérdida de tu pareja está en la escala del máximo dolor (supongo que en función de la intesidad de esa relación) Marie Curi, vivió con pasión esa existencia al lado de su marido Pierre, compartiendo trabajo y sacrificios; mujer, científica, dos veces Premio Nobel y primera mujer en dar clases en la Universidad; todo nada fácil para su tiempo. Muy a menudo he leido los artículos de Rosa Montero, por su cercanía,concisa y a la vez sencilla y despues de vivir la pérdida de su marido, será interesante comprobar cómo traduce en prosa sus vivencias personales en su ensayo. Seguro que las últimas palabras de un ser querido son las que remueven los mejores momentos, por que si queda el espíritu que es esencia, también la esencia es presencia y ya no podemos decir a la persona amada todo aquéllo que nos gustaría volver a decirla musitando al oído, en voz queda pero firme ¡Te amo! Gracias Laura por tus reseña. Marie Curi fue una gran lectora y los pueblos que leen son más libres y fuertes como ella.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, Jesús. Un saludo.
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