El 23 de abril se celebra ni más ni menos que el Día del Libro y para conmemorar tan magno evento qué mejor que recuperar, por primera vez reunidas en un solo lugar, las 10 leyes que de manera estrictamente inamovible gobiernan el funcionamiento de una librería:
1ª) La intención de compra es inversamente proporcional al paso del tiempo: Una librería nunca dispondrá de la cantidad suficiente de ejemplares del libro que más recientemente haya captado la atención del público. Una vez que se agota la primera edición de un título, el tiempo que tarde la editorial en reeditarlo será el mismo que necesite el 83,5% de las personas que entraron en la librería durante ese período preguntando por él para perder todo interés en adquirirlo.
2ª) La efectividad imprevisible de la dispersión de datos: En el 91,8% de los casos, un librero localizará con cierta facilidad el libro que busca un cliente que afirme no estar seguro de disponer de suficiente información acerca del mismo. En cambio, en un elevado numero de ocasiones será sobrenaturalmente difícil, o sencillamente imposible, encontrar una obra de la que se conoce título, autor, editorial, año de edición y color de la portada.
3ª) La inoportunidad tecnológica: Ningún cliente llamará para preguntar acerca de la disponibilidad de un libro mientras el librero se encuentre cerca del teléfono. Este aparato apenas dejará de sonar cuando sea necesario desempeñar tareas en la zonas más alejadas de la librería.
4ª) La entropía selectiva: En toda caja de libros que se reciba en una librería, el ejemplar que llegue en peor estado, sucio, con la sobrecubierta rasgada, las esquinas y el lomo deformados por los golpes y/o cubierto de restos de pegatinas imposibles de quitar será en un 89,6 % de los casos el que un cliente lleve esperando desde hace varios días. En el 91,5 % de los casos en los que el libro llega en perfecto estado, el cliente habrá estado en la librería menos de media hora antes preguntando por él.
5ª) La teoría de la relatividad aplicada a los medios de comunicación: Independientemente del número de personas que trabajen en una librería, ninguna de ellas habrá leído el periódico ni oído o visto el programa de radio o televisión en el que el día anterior mencionaron el libro por el que está preguntando el cliente y cuyo título o autor no consigue recordar.
6ª) La inescapabilidad meteorológica: Siempre comienza a llover, o llueve con más intensidad, fuera del horario de comercio. El librero siempre llegará empapado a trabajar y a su casa.
7ª) El orden de los factores no acerca el producto: Si se han recibido al menos cuatro cajas procedentes de la editorial del libro por el que pregunta un cliente, dicho libro aparecerá en el fondo de la penúltima caja en la que se busque en el 81,9 % de los casos, o nada más abrir la última en el 18,1 % restantes.
8ª) La conectividad interrumpida: El librero que telefonee a un cliente pero no consiga hablar con él nunca estará en la librería cuando este devuelva la llamada, y nadie más conocerá el motivo original de la misma.
9ª) Librerum Humanum Est: Un librero tiene que ser cuidadosamente consciente de la capacidad de su vejiga y ha de tener en cuenta que en el momento en el que decida que sería conveniente visitar el cuarto de baño aumentará en un 350 % el número de clientes que entran en la librería.
10ª) La inexactitud en la percepción pública: Con cierta frecuencia y habitualmente en el día en que se reciba una mayor cantidad de libros y estos se acumulen en torres esperando ser colocados en sus estanterías correspondientes, entre ellos muchas más novedades de lo habitual cuya información haya que introducir en la base de datos, el número de clientes en busca de libros que ya no están disponibles sea especialmente elevado y parte de la plantilla esté de baja médica y/o vacaciones, el librero tendrá que oír como un conocido, un vecino o un pariente lejano le dice lo siguiente: “Qué suerte que te paguen por leer libros, ¿eh?”
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