(... ahora que ya sabemos distinguir los síntomas de haber elegido el libro equivocado...)
… antes incluso de terminarlo ya le estás hablando de él a amigos, familiares, conocidos, completos desconocidos, dependientes, personal sanitario, policías que te están multando por haber aparcado donde no debías y cualquier persona que comparta un trayecto en ascensor contigo durante más de dos pisos.
… le pones el nombre de los protagonistas a tu mascota, tus plantas, tu coche, tu pareja…
…, si te enteras de que su autor va a firmar ejemplares en una librería de tu ciudad, no te atreves a asistir porque no estás seguro de que puedas resistir la tentación de secuestrarlo y encerrarlo en una habitación de tu casa.
… intentas arañar a cualquiera que te interrumpa, aunque se trate de un bombero tratando de explicarte que tu edificio está en llamas y eres la única persona que falta por evacuar.
…, si lo adaptaran al cine, irías a ver la película el día del estreno y saldrías exigiendo que cortaran las cabezas del director, guionista, productor, todos los actores principales, la mayoría de los secundarios, los encargados de vestuario, el gaffer ese sea quien sea y el chico que te vendió las palomitas.
… retrasas tus vacaciones para que coincidan con las fechas en las que calculas que sería apropiado releerlo.
…, si forma parte de una saga, has decidido que vas a dedicar los próximos meses a poner en práctica todas las técnicas conocidas para invocar al demonio y ofrecerle así tu alma a cambio de que la secuela se publique ¡YA! Aunque… quizás podrías hacer un pequeño viaje y esperar en el coche a que cierto escritor salga de la librería donde ha estado firmando sus libros... y de camino podrías parar a comprar un saco y un par de metros de cuerda… sí...
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