miércoles, 11 de septiembre de 2013

El escritor de anuncios


Yo no juego con las palabras respondió inmediatamente Javier, son ellas las que juegan conmigo. Se introducen en mi oído cuando tú las pronuncias y se expanden en todas direcciones. Has dicho «pasajero». «Pasajero» es algo frugal, transeúnte. «Pasajero» es un ave o un amor. Es algo breve o eterno, pues pese a su corta duración puede marcar el resto de tu existencia. Jamás subestimes a ningún pasajero. El hombre que va sentado a tu lado en el avión puede ser un terrorista dispuesto a inmolarse en ese vuelo, el padre de tus futuros hijos o tan solo un mal olor a desodorante barato. Pasajera es la palabra que apenas oyes hoy, pero que no será pasajera mañana, cuando la escuches desde otra boca, o de otro modo, o con otro ánimo. Ninguna palabra es pasajera y todas lo son, dependerá siempre de ti. En lo que a mí respecta, intento retenerlas conmigo todo lo que puedo. 
"Yo no juego con las palabras". Mentira. Javier, el protagonista de esta novela, y Miguel Ángel Furones, su autor, las manosean, las destrozan, las modelan, las investigan, las liman, las aprovechan, las utilizan, las pronuncian y las escriben durante más de 300 páginas. 

Descubrí esta novela hace unos días (aunque se publicó en marzo) y ha sido una gratísima sorpresa. Me cautivó desde la segunda página porque, como a ellos, me gustan las palabras y me gusta reflexionar sobre ellas. Nada más pasar la primera hoja, leí el primer juego: 
Mira, por ejemplo, lo que sucede con la te y la erre cuando se unen. Por el mero hecho de hacerlo, ascienden de volumen [...]. No te fíes de las palabras con te y erre. La traición, la treta, la traba, el truco, la trama,... siempre ocultan algo...
Más adelante llegan las reflexiones sobre la v, sobre el amor, sobre las palabras que empiezan por p, sobre una carrera profesional meteórica, sobre las palabras que empiezan por y sobre ese anuncio de Coca-cola que cambia su vida. Porque, por supuesto, esta joven estrella que de pequeño jugaba con las letras de la sopa es publicista y ha convertido su pasión en su trabajo: 
Me gusta juntar palabras. Supongo que la inclinación viene de cuando, siendo todavía muy niño, mi madre nos servía sopas de letras para comer. En tales ocasiones, disfrutaba dedicándome a atraparlas de una en una para depositarlas en el borde del plato. Después, para evitar que se rompieran, intentaba construir con ellas una frase [...]. Podía llegar a suceder que aquel desordenado grupo de letras sustraídas al azar consiguieran transformarse en unas pocas palabras que, por muy sencillas que fueran, siempre se me antojaban como el más bello poema jamás escrito por cuchara alguna. 
Parafraseando una de sus frases os recuerdo que Ninguna novela es pasajera y todas lo son, dependerá siempre de ti. En lo que a mí respecta, intento recordar cada palabra de El escritor de anuncios.

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