viernes, 8 de noviembre de 2013

Canadá

"Mi madre me dijo que tendría miles de mañanas para despertar y pensar en todo esto cuando ya no hubiera nadie para decirme cómo sentirme. He tenido ya varios miles. Lo que sé es que tendrás una oportunidad mejor en la vida -de sobrevivirla- si toleras bien la pérdida; si te arreglas para no ser un cínico en todo aquello que implica; si te supeditas, como sugirió Ruskin, al mantenimiento de las proporciones, a enlazar las cosas desiguales en un todo capaz de preservar lo bueno, aun cuando haya que admitir que lo bueno no es a menudo fácil de encontrar. Lo intentamos, como mi hermana dijo. Lo intentamos. Todos nosotros. Lo intentamos".

"Una obra maestra". "La gran novela americana del siglo XXI". "Una de las primeras grandes novelas del siglo XXI". "Una gran novela que ya es un clásico". Son expresiones que adornan cualquier comentario que te encuentras en la prensa más o menos especializada respecto a este libro (y otros tantos). Muchas veces (casi todas, por no decir todas) son increíblemente exageradas en un vano intento de marketing editorial por sacar material. Exageradas hasta producir hilaridad. Es como el partido de fútbol del siglo: hay uno cada dos fines de semana. Pero en este caso... ¡Si algo es bueno, hay que contarlo!.

Dell, el joven quinceañero protagonista de la novela, nos cuenta el terrible y forzado viaje que le transporta radicalmente de la inocencia de la niñez a la madurez. Hijo de un militar retirado (siempre metido en negocios "fuera de la ley") y de una profesora de origen judío ve cambiar de un plumazo su vida y la de su hermana gemela cuando sus progenitores se convierten en carne de presidio tras atracar un banco. Su inconformista hermana se escapa de casa y desaparece hasta muchos años después. Para evitar caer en manos de los Servicios Sociales, Dell huye a Canadá gracias a una amiga materna. En este desconocido país estará al cuidado de Arthur Relimger, un extraño (aunque carismático) personaje que también huye de un oscuro pasado y al que, indefectiblemente, tendrá que enfrentarse. Allí convivirá con Charley Quarters, un singular metis con el que trabajará y vivirá. Allí se enfrentará a su pasado.

Es una estupenda lectura. Dividida en tres partes claramente diferenciadas en la trama, es una novela reposada pero no exenta de aristas. Me atrevería a calificarla de intimista en algunos pasajes sin temor a equivocarme. Es sin duda una historia que conmueve y nos hace más partícipes de ella, cómplices del protagonista. Richard Ford muestra a través de su poderosa narrativa el poder de adaptación de los jóvenes a situaciones completamente fuera de lo normal, tomándolas como parte de su destino y asumiéndolas como inevitables. Nos habla de la importancia de la familia en la vida de todos y de cómo las decisiones de cualquiera de sus componentes no deben marcar nuestro futuro. El futuro es de cada uno, hay que enfrentarse al pasado y derrotarlo para seguir viviendo.

"Aquello que somos capaces de imaginar como lo peor nunca es lo peor posible"

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