lunes, 31 de marzo de 2014

"¡VAYA UN LADRILLO DE LIBRO!"


El lenguaje está lleno de trampas. Por ejemplo, si estás nadando en el mar y se te acerca un tiburón martillo no creas que el mayor peligro que corres es que te aplaste un dedo. Ten en cuenta también que un libro de bricolaje solo debe emplearse como manual de instrucciones y nunca como herramienta, por muy resistente que parezca, o un acto tan simple como colgar un cuadro puede terminar con gritos de dolor, rabia y frustración, maldiciones, recriminaciones, acusaciones y, quizás, una demanda de divorcio.
Que algunas personas comparen los libros de más de seiscientas páginas con ladrillos no significa que sirvan para construir paredes. Ni siquiera al menos inteligente de los tres cerditos se le habría ocurrido utilizar algo que está hecho de papel y cartón como material de construcción…

Esos dientes...

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