martes, 9 de julio de 2013

LIBROS CONTRA COCHES: CUANDO LEER PUEDE PRODUCIR NAUSEAS...

Instalación del colectivo artístico Luzinterruptus en las calles de Melbourne

¡Más libros, menos coches! ¡Más libros, menos coches! Lo que me parece muy bien ya que yo me mareo salvajemente con solo mirar un neumático…

            Afortunadamente para mí el medio de transporte que me lleva desde las cercanías de mi casa hasta los alrededores de mi trabajo es el tren, el cual me permite viajar sin desear una muerte rápida y piadosa, sin que mi frente se cubra de sudor frío y sin aferrarme a una bolsa de plástico a la que, en cualquier momento, le puede suceder algo tremendamente desagradable… Y lo que es más importante, y además nos devuelve al tema de la lectura, es que puedo leer en un vagón de tren y a diario lo hago. De hecho ahora me resulta “raro” leer en casa, no consigo encontrar una postura realmente cómoda en el sofá… (¿quizás RENFE me dejaría baratito uno de los asientos que ya no utilice?) Me consta que algunas de mis compañeras también viajan acompañadas por libros, aunque ellas utilizan autobuses y autocares en sus desplazamientos y… disculpadme un momento, por favor, que con solo imaginármelas leyendo en uno de esos vehículos he comenzado a sentirme mal y necesito salir a que me de un poco el aire…

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