jueves, 3 de abril de 2014

Del color de la leche

Si tuviera que usar una frase para definir esta novela sería: la confesión de una vida. La de Mary, la protagonista, una joven de humilde origen (incluso absolutamente pobre) sin ningún tipo de estudio ni conocimiento sobre el mundo pero que tiene en su mano el poder escribir su historia. ¡Sabe leer y escribir! ¡A pesar de su origen! Esta es su historia y es la verdad.
Mary es un muchacha joven, inocente y descarada a la vez, pero sin ningún rastro de maldad. Para algunos sería díscola e insolente... aunque a ella no le importa: ni siquiera sabe qué significado tienen esas palabras.  
Es la quinta hija de una familia donde el padre siempre deseó un varón. Perpetuamente dispuesta para el trabajo, aunque no le guste, pasará del duro trabajo en la granja paterna a entrar al servicio de la casa del vicario. Allí establecerá relación con éste, su enfermiza esposa, el vividor de su hijo, su silencioso (casi mudo) jardinero-mozo-de-cuadra-chico-para-todo y la inclasificable criada Edna. Pero no perderá contacto con sus padres, sus hermanas y sobre todo con su adorado abuelo.
Es una historia intimista, de estilo un poco naíf, con diálogos directos e inteligentes, que te llega al corazón. Aparentemente simple pero plagada de sucesos que no deberían salir a la luz... por el bien de todos.
A pesar de mi primer recelo por el inexistente uso de las mayúsculas, la novela es de sobresaliente absoluto. Y digo recelo porque no me gusta mucho la novela experimental y esta al primer golpe de vista me lo pareció... aunque luego tiene una explicación simple. 
Tenéis que leerla. Simplemente maravillosa.

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