miércoles, 8 de octubre de 2014

Regálame un beso



Un beso se pide con los ojos, abiertos o cerrados,
por telepatía, con una patadita por debajo de la mesa;
se pide con los labios, cruzando los dedos
-y si se hace con gracia, el ""por favor"" no es necesario-,
también por teléfono, a kilómetros de distancia,
gritando hacia dentro con todas tus fuerzas.
Un beso se pide en la espera delicadamente.

Envuélvelo como quieras: con palabras, 
entre caricias, en papel de plata, con rubor de mejilla,
en papel celofán, para que cruja en tus labios.
Envuélvelo en sábanas de seda,
en tu mejor cachemir o en el periódico de ayer,
rodeado solo de buenas noticias.

Regálame un beso 
como quien iza la bandera de un país feliz y pequeño
una tarde de verano, cuando sopla el viento.
O como quien comete una travesura
y guiña un ojo, como quien te da las gracias
por algo que has hecho sin querer.
Sé mi confidente con los labios
y cuéntame un cuento de naufragios,
uno que tenga los monstruos más terribles,
príncipes cursis y piratas pizpiretas,
princesas capaces de todo y finales a cara o cruz.

Roger Olmos y David Aceituno


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